lunes, 11 de mayo de 2009

A través de la micro...

Si.
Hoy ando en esos días bipolares, no sé si estoy enfadada, tranquila, feliz, angustiada, ni idea. Creo que es un día neutro, no siento nada. Soy como un robot nada más, siento como que nada lograría extrañarme, como una maldita estatua inmutable.
Quizás es un descanso al constante auto exigirse, auto criticarse, auto flagelarse, auto alabarse… me desconecto de toda sensación, aunque sea por un día. Descartarse para quedar como neto observador y no sentirse responsable de lo que se ve.
Hoy fui a la universidad atravesando dos ciudades que no me gustan y son mi entorno “natural”, para restar puntos, al salir me recibió el húmedo aire de los días nublados que no motivan mucho.
Carente de dinero (al cabo que ni quería comprar) no deseo nada mas que sacarme el peso de una deuda que me revolotea por la mente, (ni siquiera hay tiendas lindas como para “venderse” para tener dinero de cualquier forma posible). Gente ordinaria luchando por sobrevivir en un sistema que solo estira la mano para cobrar impuestos y te pega una patada en el culo como agradecimiento.
En Valparaíso hay muchos viejitos roñosos que se nota viven con lo mínimo, con una bolsa con dos panes como máximo, caminan a la velocidad de la tortuga, sorteando las miles de posibilidades de muerte que les ofrece la calle. Niños con ropa de colegio con cara de desanimo, como si esos escandalosos rechinidos y bocinazos de las micros (buses), aturdieran sus pequeños oídos, llenando sus pulmones de desesperanza y aburrimiento.
Jóvenes lleno de colores, croquis, planos, libros; jugando a estudiar, pensando que esos títulos profesionales“virtuales” por los que luchan y se endeudan, resolverán todos los problemas de desigualdad que existen en este país.
Y los adultos saliendo de sus trabajos, con el cansancio de llevar adelante las cuentas de todos los habitantes de este país, pagando los lujos de los ricos con el sudor de su trabajo y pagando la flojera del pobre que no puede salir de su círculo vicioso.
Y yo, que ni nada de eso soy, porque algo de “ex alumna en defensa de titulo”, me siento, a punto de ser nombrada oficialmente “cesante” Puta madre, que escenario más optimista (capta que me salieron risas malévolas como de ironía máxima, locura).

De todas formas, me alegro de encontrar gracia a mi situación, (gracia de la desgracia), porque quizás desde el punto de vista realista puedo plantearme una necesidad urgente de “tronchar el destino” y lograr el anhelado éxito y plenitud espiritual.
En fin, solo soy un terrícola más y quiero ser útil. Es todo lo que pido, trabajar por un bien común, pero no ser esclava.
Es todo, ¿será mucho pedir?
Saludo compañeros terrícolas y espero que la vida no se vea tan fea a través de su ventana de micro.

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